domingo, septiembre 14, 2008

PACIENCIA


Y esperó...

Llegó el día de su boda
y se casó.

Supo al poco, que no era el día esperado,
y siguió esperando.

Sin apenas quejarse.
Sin apenas preguntar.
Sin apenas mal decir.
Sin apenas protestar...

Siguió esperando.

Sin apenas contar cuántos soles,
cuántas lunas, cuántas primaveras,
sin apenas...

Esa noche lo supo, presintió que él estaba cerca.
Que en algún lugar él la buscaba.
Que en algún lugar él la añoraba.
Que en algún lugar él la esperaba.

Llamaron a la puerta...

Bastaron dos palabras,
dos miradas,
dos suspiros
y ambos supieron que, por fin,
había llegado el día.

Arcoiris

1 Comments:

Blogger ino said...

Mi querida Antonia, una vez mas la poesia es preciosa, pero yo creo que no hay que callar, se tiene que gritar, solo cuando es necesario. Besos.

10:05 a. m.  

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